Las 24 mejores cosas que hacer en Islandia: una lista menos convencional para 2025
Islandia es como entrar en otro mundo. Esta isla tiene más maravillas naturales por kilómetro cuadrado que casi cualquier otro sitio. Desde las Auroras Boreales que bailan en el cielo hasta cascadas enormes, Islandia ofrece cosas que no vas a encontrar en ningún otro lugar.
Pero aquí va lo que la mayoría de guías no te van a contar: el momento lo es todo para esquivar las multitudes. Ve a los sitios famosos muy temprano por la mañana o ya entrada la tarde, y no te centres sólo en los sitios más conocidos. Confía en mi, no hay nada peor que intentar hacer esa foto perfecta de la cascada con otros 50 turistas estorbando.
Aquí tienes las 24 mejores cosas que hacer que van a hacer que tu viaje a Islandia sea inolvidable.
1. Recorre el Círculo Dorado con un enfoque fotográfico
El Círculo Dorado es la ruta más famosa de Islandia. Todo el mundo la hace. Pero añadirle un toque fotográfico le da un toque especial. Este circuito de 230 kilómetros desde Reykjavík toca tres paradas principales: el Parque Nacional Thingvellir, las aguas termales de Geysir y la cascada Gullfoss. Un guía fotógrafo local te puede ayudar a conseguir fotos únicas y enseñarte sobre como utilizar la luz. Además, se asegura de que esquives las hordas de turistas.
Los tours fotográficos cuestan entre 132 y 264 euros por 6-8 horas e incluyen paradas en los mejores momentos para pillar la mejor luz. Vas a visitar Thingvellir, donde se encuentran dos continentes, ver cómo el géiser Strokkur erupciona cada 5-10 minutos, y admirar las cascadas doradas de Gullfoss. ¿Lo mejor? Tu guía conoce joyas escondidas como el Cañón Brúarhlöð o la Cascada Hjálparfoss, a donde no va casi nadie. Apúntate a un tour al amanecer o atardecer para las fotos más espectaculares.
2. Descubre la escena de arte callejero de Reykjavík
La zona 101 de Reykjavík es básicamente una galería de arte gigante al aire libre donde murales de colores cuentan historias sobre la cultura, política y folclore islandés. Los tours a pie con artistas locales te explican qué hay detrás de estas obras de gente como Sara Riel y Guido van Helten. Vas a ver callejones escondidos con arte flipante que la mayoría de turistas no saben ni que existen.
Estos tours de hora y media o dos horas cuestan entre 26 y 55 euros y cubren unos 2-3 kilómetros andando. La escena artística cambia constantemente, así que los guías te siempre tiene historias nuevas que contar y artistas nuevos que explicar. Los tours funcionan todo el año, aunque en verano tienes mejor luz para las fotos. Si puedes, haz un tour nocturno durante el crepúsculo eterno del verano, porque la luz hace que los murales se vean de escándalo.
3. Haz snorkel entre continentes en la Fisura Silfra
Hacer snorkel en Silfra es una de esas experiencias de "estoy soñando" hasta que te encuentras flotando entre América del Norte y Europa. La claridad del agua es una pasada: puedes ver hasta 100 metros en agua glacial que lleva décadas filtrándose a través de roca volcánica. Está helada (entre 2 y 4°C todo el año), pero el traje seco te mantiene calentito.
Los tours cuestan entre 125 y 185 euros, duran unas 3 horas e incluyen todo el equipo (más clases para principiantes). La fisura está en el Parque Nacional Thingvellir, a 45 minutos de Reykjavík, un sitio de la UNESCO que mezcla maravillas geológica con partes de historia clave del país. Para poder hacer esto necesitas saber nadar (lógicamente) y tener más de 12 años. Reserva con 1-2 meses de antelación porque las plazas vuelan, y los tours de la mañana tienen la mejor visibilidad antes de que lleguen las multitudes.
4. Persigue las Auroras Boreales con un guía privado
Cazar Auroras Boreales con un guía privado le da mil vueltas a los tours en autobús llenos de turistas. Los guías vigilan el tiempo y los pronósticos de auroras en tiempo real, y te llevan a sitios oscuros lejos de las luces de Reykjavík. Además, te recomiendan ajustes de cámara y te cuentan historias islandesas sobre las luces mientras esperáis el espectáculo.
Los tours privados van desde los 350 hasta los 700 euros por 3-5 horas y caben entre 2 y 6 personas (no te asustes). No es súper barato, pero tampoco está tan mal si vais en grupo (o incluso para una pareja). Los tours van de septiembre a abril, con más acción en invierno. El guía te recoge en Reykjavík y trae chocolate caliente para mantenerte calentito durante las esperas largas. 2025 es un año de máxima actividad solar, así que tus posibilidades de ver espectáculos épicos son muchísimo más altas.
5. Ve frailecillos en un tour en Zodiac
Las Islas Westman tienen una de las colonias de frailecillos más grandes de Europa. Puedes acercarte a estos "payasos del mar" tan monos sin molestar sus nidos subiendo haciendo un tour en una Zodiac. Con el tour vas a llegar a cuevas marinas y sitios a los que los barcos grandes no pueden acceder. Ver a los frailecillos bucear a por peces y cuidar a sus crías es una pasada.
Vas a pagar entre 70 y 135 euros por tours de 1-2 horas que van de mayo a agosto, que es cuando los frailecillos anidan en los acantilados. Primero tienes que coger un ferry de 30 minutos desde tierra firme hasta la isla Heimaey, y luego te subes al tour en barco. Es mejor hacer el tour por la mañana, porque los frailecillos están más activos tempranito. Trae un objetivo zoom (200mm o más) para buenas fotos y llévate pastillas para el mareo si los barcos te sientan mal.
6. Camina sobre el Glaciar Sólheimajökull
Te vas a sentir como si estuvieras en otro planeta cuando camines sobre hielo milenario con crampones. El glaciar Sólheimajökull tiene grietas alucinantes, cuevas de hielo y hielo cubierto de ceniza de los volcanes cercanos. Los guías te llevan de forma segura por este impresionante paisaje que cambia constantemente y te explican cómo han ido cambiando los glaciares de Islandia con el tiempo. Si tuviera que recomendar solo una cosa que hacer aquí en Islandia, sería esto o ver ballenas.
Los precios de estos tours van desde los 90 hasta 105 euros por tours de tres a cuatro horas que incluyen todo el equipo de seguridad: crampones, piolets y cascos. Puedes ir todo el año porque está a dos horas de Reykjavík, cerca de Vík. Los tours de invierno (noviembre-marzo) incluyen explorar cuevas de hielo, pero el tiempo puede ser demasiado duro. Yo hice esto por última vez en mayo de 2023, y el tiempo era perfecto. Necesitas estar medio en forma para caminar por el hielo, pero yo diría que está al alcance de casi todo el mundo. Reserva pronto porque los grupos se limitan a 6-12 personas por seguridad.
7. Camina detrás de la Cascada Seljalandsfoss
La mayoría de visitantes se pierden el sendero escondido que va por detrás de la caída de 60 metros, a pesar de que Seljalandsfoss sea probablemente la cascada más fotografiada de Islandia. Caminar detrás de la cortina de agua es brutal: vas a sentir la fuerza y oír el estruendo mientras la niebla gira a tu alrededor. Solo tienes que elegir bien el momento de tu visita.
La cascada es gratis (el parking cuesta entre 4.50 y 9 euros), y está a hora y media de Reykjavík, siendo una de las primeras paradas en la popular ruta de la Costa Sur. Te vas a empapar 100%, así que trae cosas impermeables, y ropa de recambio por si acaso. Lleva zapatos con buen agarre porque el sendero se pone resbaladizo. Lo que mola es ir al amanecer o al atardecer para pillar la luz dorada atravesando la cortina de agua. No te saltes la cascada Gljúfrabúi, que está a solo 10 minutos andando escondida en un cañón estrecho y es preciosa (y con mucha menos gente).
Islandia tiene más de 10.000 cascadas, y merece la pena visitar casi todos. De las más famosas, no te puedes perder Skógafoss, qué además está super cerca de Seljalandsfoss. Detiffos y Godafoss son brutales también. Menos turísticas, intenta ir a Dynjandi y Svartifoss, por ejemplo.
8. Avista ballenas con un experto marino en Húsavík
Húsavík se conoce como "La Capital Europea del Avistamiento de Ballenas" por algo. Se ven ballenas jorobadas, orcas y ballenas minke todo el verano en las aguas ricas en comida de la Bahía Skjálfandi. Tener un experto marino a bordo cambia el rollo de ver ballenas de "¡mira, una ballena!" a entender de verdad patrones de migración, cómo se alimentan y temas de conservación. La experiencia es mucho más personal si vas en un barco pequeño (12-20 personas) que con barcos turísticos enormes. Es lo que hice yo y es lo que recomiendo.
Los tours cuestan alrededor de 100 euros y duran entre 3 y 4 horas. La mayoría salen entre abril y octubre, aunque algunos sitios tienen tours todo el año para ver orcas (sobre todo). Dicho esto, de junio a agosto es la mejor época. Date 3-4 días para llegar a Húsavík desde Reykjavík, siguiendo la Ring Road atravesando la Costa Sur y el Este de Islandia. Los tours de la mañana suelen pillar a las ballenas más activas y los mares más tranquilos. Las tasas de éxito son bastante altas (cerca del 99%), pero solo el admirar las montañas desde el mar ya hace que merezca la pena.
9. Camina a la cascada Glymur con historias locales
Con 198 metros, Glymur es la segunda cascada más alta de Islandia. Es impresionante, pero la caminata de 7 kilómetros hace que no tanta gente la visite. Puedes ir sólo, pero coger un guía que te cuente historias por el camino hace que el sendero sea menos duro (y más interesante). Las historias mezclan folclore y sagas islandesas, incluyendo cuentos de trolls y gente oculta que “vive en el valle.” El sendero tiene un pasaje por una cueva y un cruce de río por un pequeño puente que le da un buen toque de aventura
Las caminatas guiadas cuestan entre 176 y 264 euros por 4-6 horas y van de junio a septiembre cuando cruzar el río seguro. Está en Hvalfjörður, solo a una hora de Reykjavík, pero está a años luz de las multitudes turísticas. Lleva botas de montaña y bastones para las partes empinadas y el cruce del río. Es mejor empezar temprano para tener la cascada para ti solo y evitar las multitudes de la tarde de los tours diarios que se cargan el rollo salvaje.
10. Haz kayak entre icebergs en la Laguna Glacial Jökulsárlón
Hacer kayak por Jökulsárlón es como flotar en el jardín de hielo de un gigante. Esta laguna glacial en el Sureste de Islandia es donde icebergs de un color azul eléctrico enormes flotan hacia el océano. Los tours de kayak guiados son tu mejor opción para acercarte a estos gigantes. Incluso puedes ver focas descansando en el hielo.
Los tours van de mayo a septiembre y cuestan entre 80 y 135 euros por una hora en el agua. Las 4 horas y media de carretera desde Reykjavík te dan la excusa perfecta para hacer un viaje por la Costa Sur. Simplemente no hagas todo del tirón. Todo el equipo viene incluido, más trajes secos para mantenerte caliente en el agua helada. Como muchas cosas en Islandia, hacer el tour de la mañana es mejor, con agua más tranquila y menos gente: por la tarde se vuelve una locura con los autobuses turísticos que llegan desde Reykjavík.
11. Explora tubos de lava subterráneos
Los tubos de lava de Raufarhólshellir son como meterte en la Tierra Media a solo 40 minutos de Reykjavík. Estos túneles, formados por erupciones volcánicas antiguas, están llenos de colores salvajes creados por depósitos minerales: rojos brillantes del hierro y verdes de la sílice. A diferencia de la mayoría de sitios llenos de gente en la superficie, este mundo subterráneo te da tiempo para reflexionar tranquilo y maravillas geológicas que la mayoría de visitantes no ven jamás.
Los tours normales cuestan entre 45 y 90 euros por una hora, mientras que los tours de aventura van de 135 a 175 euros por tres horas de exploración por zonas más profundas. Las cuevas se mantienen entre 0 y 4°C todo el año, así que trae capas de abrigo aunque haga calor fuera. Los tours de aventura son más para quienes buscan emociones fuertes, porque implican meterse por pasajes estrechos. Olvídate si eres claustrofóbico. La iluminación y el silencio bajo tierra crean una experiencia casi espiritual que es totalmente diferente a la de los paisajes dramáticos que estamos acostumbrados a ver en la superficie.
12. Busca hierbas silvestres en Snæfellsnes
Los tours de recolección en la Península de Snæfellsnes son una mezcla guay de aventura y descubrimiento gastronómico. Los expertos locales te enseñan a reconocer plantas comestibles como angélica, tomillo ártico y acedera que los vikingos usaban para sobrevivir. El tour suele terminar con una demo de cocina donde haces platos tradicionales usando lo que encontraste, todo con el glaciar Snæfellsjökull de fondo, que es una pasada.
Los tours cuestan entre 70 y 130 euros por 3-4 horas y van de junio a agosto, cuando las plantas están por todas partes. La Península de Snæfellsnes está a dos horas de Reykjavík y tiene algunos de los paisajes más variados del país, más atracciones que no te puedes perder como la Montaña Kirkjufell o la Playa Djúpalónssandur. Esta experiencia de turismo sostenible es una forma única de conectar con el patrimonio gastronómico de Islandia mientras exploras paisajes que inspiraron a Julio Verne. Trae un cuaderno para apuntar todo lo que aprendas para asegurarte de que no se te olvida cuando vuelvas a casa (que es lo que me pasaría a mí).
13. Relájate en la Laguna Azul con tratamientos de spa
Vale, la Laguna Azul está llena de turistas, pero por algo es famosa en todo el mundo. El agua geotérmica azul lechosa, cargada de sílice y minerales, es buenísima para la piell. Añadir un masaje dentro del agua hace que la experiencia pase de “algo guay” a “otro nivel”. Más allá de lo que relaja estar dentro del agua, el paisaje volcánico de alrededor hace que te sientas como si estuvieras en otro planeta.
La entrada empieza en 68 euros, con paquetes de spa que van desde los 170 hasta 340 euros dependiendo de los tratamientos que elijas. Está a 45 minutos de Reykjavík cerca del aeropuerto, así que es perfecta para el primer o último día de tu viaje. Si quieres algo más especial, ve por la noche. Así vas a ver un lado de la laguna que la mayoría de gente nunca verá, sobre todo en invierno cuando puedes pillar las auroras boreales en el cielo. Compra las entradas por adelantado: este sitio se agota semanas antes en verano.
14. Haz kayak en la remota Reserva Hornstrandir
La Reserva Natural Hornstrandir te enseña Islandia en su estado más salvaje. Lleva vacía desde los años 50 y solo puedes llegar en barco. Hacer kayak (sí, kayak otra vez) por fiordos casi vírgenes puede llevarte a ver zorros árticos y aves marinas rodeado de acantilados que pocos humanos van a ver jamás. El aislamiento y la belleza intacta del lugar crean una experiencia de naturaleza espectacular.
Los viajes de un solo día cuestan entre 175 y 350 euros, mientras que las aventuras de varios días (3, 4 o 6) van desde los 1140 euros para arriba, saliendo de Ísafjörður en los remotos Fiordos del Oeste. Los tours van de junio a agosto con grupos pequeños (4-8 personas) e incluyen todo el equipo de kayak (y comida y alojamiento si pillas un tour de varios días). El viaje para llegar a Ísafjörður desde Reykjavik dura 5-6 horas necesita de un poco de planificación, pero remar en completa soledad entre los paisajes más limpios de Islandia hace que merezca la pena el esfuerzo. También puedes coger vuelo cortito, pero te recomiendo que vayas en coche o furgoneta. Reserva con 1-2 meses de antelación porque los permisos son limitados.
15. Descubre la vida rural en el Museo Folclórico Árnesinga
Este acogedor museo en Selfoss te enseña cómo era la vida islandesa real del siglo XIX a través de exposiciones y demos prácticas. A diferencia de museos turísticos más grandes, Árnesinga es más personal: puedes probar artesanías tradicionales como hilar lana o ver demos de cómo construir las típicas casas de césped. El museo conserva tradiciones rurales que moldearon la cultura islandesa durante siglos.
La entrada cuesta entre 9 y 11 euros, más 15-40 euros si te apuntas a algunos talleres. Está a 50 minutos de Reykjavík y es fácil de combinar con otros sitios de la Costa Sur, así que es perfecto si quieres meter un poco de turismo cultural en la mezcla. El museo abre de junio a agosto con horarios más largos (abrir abre todo el año), ofreciendo exposiciones al aire libre y demos de artesanía. Ve durante el verano para la experiencia completa, incluyendo música folclórica tradicional y cuentacuentos que dan vida al patrimonio de Islandia.
16. Camina hasta pueblo abandonado de Hesteyri
Ir a Hesteyri es como encontrar un pueblo fantasma congelado en el tiempo. Este pueblo pesquero abandonado en la Reserva Hornstrandir cuenta la historia de las comunidades remotas de Islandia que no pudieron sobrevivir a la modernización. Los guías locales comparten historias sobre las familias que vivieron aquí hasta los años 50, haciendo que las casas en ruinas y la escuela vacía cobren vida.
Los viajes de un día cuestan entre 135 y 265 euros por 6-8 horas, incluyendo el transporte en barco desde Ísafjörður hasta donde empieza el sendero. La caminata de 6-8 kilómetros serpentea por prados de flores silvestres con vistas impresionantes del fiordo. Los tours van de junio a agosto, cuando el tiempo es lo suficientemente suave para que los barcos puedan acceder. Como con el kayak, aquí también tienes opciones de acampada de varios días, con los que experimentar el silencio profundo de la remota naturaleza del lugar. Es inteligente reservar con 1-2 meses de antelación, porque los grupos de los tours tienden a ser pequeños y el acceso no siempre está garantizado.
17. Contempla las estrellas en Námafjall Hverir
Námafjall Hverir cerca del Lago Mývatn tiene algunos de los cielos más oscuros de Islandia, perfectos para ver estrellas sin contaminación lumínica. Las fumarolas humeantes y pozas de barro burbujeante crean un telón de fondo raro, pero precioso, mientras observas el cielo nocturno. A diferencia de sitios a los que suele ir la mayoría de la gente para ver estrellas, la ubicación remota de Hverir casi te asegura que vas a ser de los únicos allí. Es como tener el cielo prácticamente para ti.
El sitio es gratis y abre las 24 horas, todos los días. Está justo al lado de la Ring Road, 5 km al este del pueblo Reykjahlíð. Está a una hora de Akureyri o 6-7 horas de Reykjavík. Los tours para ver estrellas cuestan entre 70 y 130 euros por 2-3 horas y van de septiembre a abril, que es cuando las noches son más oscuras. También puedes ir por tu cuenta usando las pasarelas, pero yo recomendaría pillar un guía para aprender, a menos que ya controles del tema. Trae ropa de invierno gorda porque las temperaturas pueden llegar a -10°C, más una linterna para moverte por la zona geotérmica. Mira las fases lunares y elige períodos de luna nueva para los cielos más oscuros y mejores.
18. Llega a aguas termales escondidas montando en caballos islandeses
Los caballos islandeses, descendientes de los corceles vikingos, te llevan por valles remotos a aguas termales naturales que solo conocen los granjeros locales. Estos caballos pequeños y duros son súper especiales. Tienen un paso único que hace que montar sea cómodo incluso para principiantes. Los guías te enseñan sobre el papel de los caballos en la cultura islandesa mientras exploras paisajes que la mayoría de los turistas no ven ni por casualidad.
Los tours cuestan entre 70 y 130 euros por 2-3 horas en la región Húnaþing del Norte de Islandia, a unas 3-4 horas de Reykjavík. No necesitas haber montado nunca, y te dan todo el equipo necesario. La combinación de montar a caballo y bañarte en aguas geotérmicas es como el epítome de la experiencia islandesa auténtica. Estos tours son geniales tanto en verano, donde tienes valles verdes y el Sol de Medianoche, como en invierno, con paisajes nevados mágicos y la posibilidad de pillar las Auroras Boreales. Si buscas una aventura de verdad (o simplemente te molan los caballos), los tours de varios días son para ti.
19. Haz mountain bike en la Península de los Trolls
Tröllaskagi (Península de los Trolls) en el Norte de Islandia ofrece mountain bike increíble por paisajes que parecen sacados directamente de la mitología nórdica. Los tours guiados navegan senderos empinados y valles ondulantes con vistas alucinantes del fiordo mientras te cuentan historias sobre trolls y gente oculta. Esta región es súper remota, así que vas a tener los senderos principalmente para ti.
Los tours cuestan entre 160 y 180 euros por 3-5 horas, y salen de sitios como Akureyri o Siglufjörður. Todas las bicis y equipo de seguridad vienen incluidos, con opciones tanto para principiantes como para ciclistas con experiencia. Los paisajes del Norte de Islandia son complicados, pero por suerte se puede alquilar bicis eléctricas para que puedas las muchas cuestan empinadas y no mueras en el intento . Los tours van de junio a septiembre cuando los senderos están secos y accesibles. No mucha gente escoge este tipo de actividades aquí, pero precisamente por eso la recomiendo. Es el 2x1 perfecto: un poco de actividad física + paisajes espectaculares sin las multitudes.
20. Relájate en las remotas piscinas termales de Grettislaug
Grettislaug, también conocida como la Piscina de Grettir, ofrece una de las experiencias geotérmicas más auténticas de Islandia: dos sencillas piscinas termales construidas por locales y calentadas por manantiales naturales. Con el nombre de Grettir el Fuerte de las sagas islandesas, estas piscinas ofrecen vistas increíbles del fiordo sin las multitudes ni la comercialización que caracterizan a las piscinas más famosas. La caminata de 1 kilómetro hace que la piscina sea más exclusiva, porque no todo el mundo está dispuesto a hacer el esfuerzo.
La entrada es gratis (las donaciones pequeñas se agradecen), y está a 3-4 horas de Reykjavík, cerca de Sauðárkrókur. Hay instalaciones básicas en el sitio, pero trae todo lo demás, incluyendo toallas y comida. Las piscinas se mantienen a 38-40°C todo el año, perfectas para relajarte bajo el Sol de Medianoche en verano o para ver las Auroras Boreales en invierno. Comprueba las condiciones de la carretera antes de ir, porque carreteras heladas pueden limitar el acceso a esta joya escondida.
21. Avista aves raras en la Isla Flatey
La Isla Flatey en Breiðafjörður ofrece observación de aves de primera clase en un entorno prístino que aún no se ha visto afectado por el turismo de masas. Esta isla diminuta, libre de coches, es hogar de miles de frailecillos, charranes árticos y águilas de cola blanca durante la temporada de anidación. Puedes contratar guías locales si quieres información experta sobre los patrones de migración de las aves mientras exploras las casitas de colores del pueblo a lo largo de la costa, la cual es bastante impresionante y súper tranquila.
Los tours cuestan entre 70 y 130 euros por 2-3 horas, más 35-55 euros por el ferry desde Stykkishólmur (2 horas y media desde Reykjavík). La isla funciona de mayo a agosto, que es cuando las aves están anidando y hay servicio de ferry. Solo hay 1-2 ferries diarios, así que planifica bien y mira el tiempo. Otra opción es pasar la noche allí para disfrutar viendo todo sin prisa y sin las multitudes que sólo van de día y se vuelven por la tarde.
22. Encuentra la cascada escondida de Krossfoss
Krossfoss, en el Este de Islandia, es de esos sitios a los que cuesta llegar pero que cuando llegas dices “menos mal que vine.” Esta cascada de 20 metros está en un valle exuberante que muy pocos turistas visitan, lo cual mola. La caminata de 4-6 kilómetros por prados y arroyos te lleva a una cascada tranquila donde puedes no ver a otra persona en todo el día. Es el tipo de paseo que te ayuda a entender lo inmensa que es la parte más savlaje de Islandia en realidad, la que está prácticamente por descubrir.
Está a 1 hora y 20 minutos de Egilsstaðir (7-8 horas de Reykjavík o un vuelo corto). El sendero es moderado con algunas partes empinadas, y la mejor época para caminarlo es durante el verano, cuando el paisaje está en su momento más bonito. No hay instalaciones allí, así que lleva todo lo que necesites. Un picnic es buena idea. El hecho de que haya que caminar 4-6 kilómetros, más lo lejos que esta zona está de las rutas más turísticas que casi todo el mundo hace, te asegura casi al 100% que vas a estar solo viendo la cascadas.
23. Aprende la historia de la brujería en Bjarnarfjörður
La Cabaña del Hechicero reconstruida en los Fiordos del Oeste cuenta la fascinante historia de la brujería em Islandia a través de exposiciones sobre libros de hechizos y rituales del siglo XVII. A diferencia de los museos típicos, este pequeño sitio es escalofriante, especialmente con la atmósfera mística del “espeluznante” fiordo de Bjarnarfjörður. No todos los museos necesitan tours guiados, pero este sí. Te cuentan historias de los 20 juicios de brujas documentados de Islandia.
La entrada para adultos son 9 euros. Está a 5-6 horas de Reykjavík, cerca de Ísafjörður, y abre de junio a agosto. La cabaña conecta el pasado pagano de Islandia con influencias cristianas y ofrece perspectivas sobre la vida rural cuando la hechicería estaba a la orden del día y era super temida. Ve al anochecer para maximizar esa atmósfera escalofriante, y combínalo con una visita a la piscina termal Krossneslaug para relajarte un poco con vistas impresionantes del fiordo.
24. Rastrea renos salvajes en el Este de Islandia
Islandia tiene muy pocos mamíferos terrestres, y los renos son de los más chulos. Estos animales solo viven en el Este de Islandia y vinieron de Noruega allá por los años 1700. Puedes unirte a guías especializados en vida salvaje en caminatas de 4-6 horas para encontrar a estos animales mientras aprendes sobre cómo sobreviven y adónde van durante las diferentes estaciones. Los paisajes de las Tierras Altas que vas a ver son completamente salvajes. No vas a ver multitudes ni autobuses turísticos, solo terreno tosco e intacto que parece otro planeta.
Los tours cuestan entre 130 y 260 euros por 4-6 horas y empiezan desde Egilsstaðir (eso son 7-8 horas conduciendo desde Reykjavík o un vuelo rápido). Los grupos son pequeños, con solo 4-8 personas, y los tours van de junio a agosto, que es cuando los renos están más activos. Aquí está la cosa: los avistamientos no están garantizados porque estas manadas se mueven por libre por zonas enormes. Pero incluso si no ves renos, el paisaje alucinante y la experiencia de estar en plena naturaleza viendo paisajes tan impresionante hacen que el viaje merezca la pena si simplemente te mola la naturaleza.
Conclusión
Islandia recompensa a los viajeros que van más allá de lo obvio. Mientras que el Círculo Dorado y la Laguna Azul te dan experiencias increíbles, algunos de mis momentos más memorables vinieron de fiordos remotos, cascadas escondidas y encuentros con locales que siempre están dispuestos a compartir sus experiencias personales y a contarte cosas de su cultura. La clave está en saber cuáles son los sitios turísticos que hay que visitar sí o sí, y mezclarlos con la parte escondida de Islandia que merece más la pena.