
Cascada de Glymur en Islandia: Guía completa de senderismo
Glymur es la segunda cascada más alta de Islandia (198 metros), pero la altura no es lo que más te marcará. Lo que la hace especial es la ruta: cruzas ríos, pasas por una pequeña cueva y te enfrentas a tramos estrechos entre acantilados antes de llegar a unas vistas que quitan el aliento. Se puede hacer, pero no es una de esas paradas de "aparezco con deportivas y ya veré".
Tampoco es como esas cascadas donde llegas, te haces la foto de rigor que se hace todo el mundo y te largas. Aquí te tienes que currar los miradores y eso cambia por completo la experiencia.
Información clave
- Está en el fiordo Hvalfjörður, a unos 70 km de Reikiavik (1–1,5 horas en coche)
- Ruta de 7 km de dificultad media-alta con dos cruces de río y tramos empinados en acantilados
- Lo mejor es ir de junio a septiembre, cuando ponen el puente de troncos y hay menos riesgos
- Necesitas botas buenas, bastones de senderismo y calzado acuático para cruzar los ríos
- En el punto de partida no hay nada de nada, así que lleva todo lo que necesites
- Aparcamiento gratis, pero llega pronto porque el parking es pequeño y se llena enseguida
¿Qué es la cascada de Glymur?
Glymur se desploma 198 metros por un cañón estrecho de basalto tallado por el río Botnsá. El nombre viene de la palabra islandesa "glymja", que significa "resonar" o "retumbar", y tiene todo el sentido del mundo en cuanto oyes el agua en ese cañón.
Hasta 2011 se consideraba la cascada más alta de Islandia, pero entonces midieron Morsárfoss y resultó que tenía 228 metros. Aun así, Glymur es muchísimo más accesible, y la ruta en sí ya es medio espectáculo. El río Botnsá baja del lago Hvalvatn y cae como una cola de caballo, con acantilados cubiertos de musgo que están siempre verdes porque la niebla es constante.
La geología tiene mucho que ver con este aspecto tan brutal. Después de la glaciación, el agua de deshielo fue cortando durante 10.000 años la ceniza volcánica más blanda, mientras que el basalto de arriba aguantó el tipo, creando ese corte tan limpio. Por eso el cañón parece tan cerrado y vertical.

¿Por qué elegir Glymur en lugar de otras cascadas islandesas?
Principalmente porque no tienes que pelearte con las masas.
Skógafoss y Seljalandsfoss están a pie de carretera, lo que significa que pueden recibir miles de visitantes al día. Glymur requiere una buena caminata, así que la gente se queda por el camino. Además, cuando abrieron el túnel de Hvalfjörður en 1998, desviaron gran parte del tráfico, lo que ayuda a que se mantenga más tranquila.
Y es una visita completamente diferente. En lugar de quedarte plantado en un mirador, vas viendo el cañón desde distintos ángulos mientras subes. Atraviesas una cueva de lava, cruzas un río (por puente de troncos cuando lo han puesto) y chapoteas en agua helada. Es más senderismo que turismo de cascada.
También está la leyenda local: cuentan que el cañón lo excavó una ballena maldita llamada Rauðhöfði (Cabeza Roja), que se abrió paso río arriba después de que la transformaran de hombre. Los nombres de la zona, como Hvalklettur (Roca de la Ballena), todavía hacen referencia a esa historia.
Si quieres hacer buenas fotos sin que te agobien las multitudes y no te importa sudar un poco para conseguir las vistas, Glymur merece la pena.

Dónde está y cómo llegar
Glymur está al fondo del fiordo Hvalfjörður, en el oeste de Islandia. Desde Reikiavik, coge la Ring Road (Ruta 1) hacia el norte unos 45 km, luego gira a la derecha por la Ruta 47 justo antes del Túnel de Hvalfjörður. Sigue la Ruta 47 bordeando el fiordo durante unos 30 km más. Cuando veas las señales de Glymur, métete por una pista de grava de 3 km que te lleva al aparcamiento de Botnsa.
En total, son entre 60 y 70 minutos para recorrer unos 72 km. Las carreteras asfaltadas van bien con cualquier coche. El último tramo de grava tiene algunos baches, pero yendo despacio no hay problema. Un 4x4 viene bien si llueve, pero en un día normal de verano no hace falta.
No hay transporte público hasta el inicio del sendero, así que necesitas vehiculo de alquiler o apuntarte a una excursión organizada desde Reikiavik. Las excursiones suelen costar entre 15.000 y 20.000 ISK e incluyen transporte y guía.
Aparcar es gratis, pero el parking de grava es pequeñito (para unos 20-30 coches) y se llena a las 10 de la mañana los días buenos de verano. Cuando eso pasa, la gente aparca en la pista de acceso. No hay instalaciones de ningún tipo — ni baños, ni chiringuito, ni nada — solo un panel informativo con las rutas.
La caminata hasta Glymur
No se puede llegar a Glymur sin caminar. No hay carretera, no hay mirador exprés, no hay atajos.
La ruta es de unos 6-7,5 km según la opción que elijas, con entre 300 y 425 metros de desnivel. Cuenta con 3-4 horas de ida y vuelta, aunque fácilmente se te pueden ir 5-6 horas si paras a hacer fotos y a descansar.
Opciones de Ruta:
- Por el este ida y vuelta: la opción más fácil, perfecta para principiantes. Subes hasta el mirador de arriba y vuelves por donde has venido.
- Ruta circular completa: más exigente, pero ves el cañón desde los dos lados y cruzas el río dos veces.
Tramos de la Ruta:
Del inicio a la cueva Þvottahellir (1 km, 20–30 minutos): camino fácil junto al río Botnsá entre matorrales de abedul. Þvottahellir ("Cueva del Lavadero") es un tubo de lava de 50 metros por el que te puedes arrastrar, aunque también la puedes evitar por un sendero que va por arriba. Si quieres explorarla, llévate frontal.
Primer cruce del río (1–3 km, 45–60 minutos): desde mediados de junio hasta principios de octubre suele haber un puente de troncos con un cable por arriba para sujetarte. Ponte de cara al río, agárrate bien a la cuerda con ambas manos y cruza de lado. Si no está el tronco, te tocará vadear agua rápida y helada que puede llegarte de la rodilla al muslo.
Después del cruce, el sendero sube con fuerza por repisas estrechísimas (30-50 cm de ancho). Hay cadenas fijas en los tramos más complicados. Las caídas pueden ser de más de 100 metros y no hay barandillas, así que si tienes vértigo, esta ruta no es para ti.
Cruce de arriba y borde del cañón (3–4 km, 45–60 minutos): aquí vadeas la parte alta del río Botnsá (desde los tobillos hasta la cintura) y el agua sigue helada (unos 4–6 °C incluso en verano). Para esto van mejor los escarpines o ir descalzo que las botas. La recompensa es una vista perfecta de toda la caída de 198 metros.
Bajada (4–7 km, 45–60 minutos): la vuelta por el oeste es más empinada y suele estar más mojada que por el este, con más tramos de cadenas. Los bastones te van a salvar la vida, sobre todo en la bajada.
Material imprescindible:
- Botas de montaña impermeables con buen agarre
- Bastones de senderismo (no te los dejes en casa)
- Escarpines o deportivas viejas para cruzar ríos
- Ropa por capas más chubasquero
- 2 litros de agua por persona
- Algo de picar energético
- Bolsa estanca para los cacharros electrónicos
- Mapa offline descargado (AllTrails va genial)

Qué hacer una vez allí
Si tienes tiempo y no se pone a llover, hay más cosas que hacer además de subir al mirador y volver.
Fotografía y miradores
Desde el borde del cañón tienes la vista clásica de la cascada desde arriba. Camina hacia el norte por el borde para ver la central eléctrica o hacia el sur para las vistas de las Tierras Altas. La primera hora de la mañana (7-9 h) y el atardecer (18-20 h) suelen ofrecer la mejor luz y menos gente.
Los colores pegan fuerte: musgo verde, roca volcánica negra y agua azul. Un polarizador te ayuda con los reflejos del agua, y mantén la cámara protegida de las salpicaduras cerca de la cascada.
Observación de aves
Los charranes árticos anidan en las paredes del cañón y se tiran a pescar en las pozas de abajo. También puedes ver águilas marinas aprovechando las corrientes que suben del cañón. Aparecen chorlitos dorados, cuervos y varios tipos de patos.
Llévate prismáticos y siéntate tranquilo en el borde 10-15 minutos. Por la mañana temprano suele haber más actividad, antes de que lleguen los grupos.
Paseo largo por el borde
Hay senderos informales a lo largo del borde del cañón que puedes seguir hasta un kilómetro en cualquier dirección. Es una forma fácil de alejarte de los demás senderistas. El terreno es roca volcánica irregular con musgo, así que ojo con donde pisas.
Exploración de cuevas
Vale la pena echar un vistazo a Þvottahellir con el frontal. Son unos 50 metros de largo y 1-2 metros de alto. No agobia demasiado, pero tiene su puntito aventurero. En las paredes se ve cómo corrió y se enfrió la lava hace miles de años.

Información clave para visitantes
Esta ruta es bastante directa si las condiciones son buenas y vas preparado. Si el tiempo está chungo o no llevas el material adecuado, puede complicarse rápidamente.
Clima y mejor época
El tiempo en Islandia cambia muy deprisa, y en el cañón puede parecer aún más loco.
De junio a septiembre es cuando mejor se está. Ponen el puente de troncos, baja el nivel del agua y tienes entre 18 y 24 horas de luz.
Julio y agosto son los meses más fiables, con temperaturas de 10-15 °C y menor probabilidad de que cierren el sendero. Junio puede ir bien, pero mira las condiciones, ya que a veces la nieve tardía retrasa el acceso. Septiembre tiene menos gente y colores otoñales, pero días más cortos y tiempo más cambiante.
El invierno (octubre-mayo) es peligroso; no se recomienda para nada. Quitan el puente de troncos, sube el nivel del río, los senderos se vuelven un patinódromo y en diciembre apenas hay 4-5 horas de luz. Ha habido rescates y muertes en condiciones de invierno.
En estas fechas de diciembre hay temperaturas de 0-3 °C, muy pocas horas de luz (entre 11 h y 15:30 h) y la posibilidad de aguanieve. Por seguridad, la ruta está prácticamente cerrada.
Qué llevar
En el punto de partida no hay absolutamente nada, así que tienes que llegar con todo lo que vas a necesitar.
Ropa:
- Botas de montaña impermeables (Gore-Tex o similar)
- Pantalones de montaña de secado rápido
- Camiseta técnica que evacúe el sudor
- Forro polar o plumas para abrigar
- Chubasquero transpirable
- Gorro de abrigo y guantes impermeables
- Calcetines y ropa interior de recambio
Material:
- Bastones de senderismo (fundamentales para el equilibrio y la seguridad)
- Escarpines o deportivas viejas para los cruces de río
- Calcetines de neopreno (opcionales pero se agradecen)
- Bolsa estanca para objetos de valor
- Botiquín con tiritas para las ampollas
- Frontal para la cueva
- Algo de picar y 2L de agua por persona
Navegación:
- App GPS offline (AllTrails Pro va genial)
- Mapa físico de respaldo si puedes
- Batería externa para el móvil
Seguridad
Aquí hay riesgos reales. Algunas repisas son de solo 30-50 cm de ancho, con caídas de más de 100 metros y sin barandillas. Las cadenas ayudan, pero no son ninguna garantía.
Los cruces de río son lo más peligroso. La corriente va a 2-3 km/h y el agua está a 4-6 °C incluso en verano. Si no está puesto el puente de troncos, daos el brazo con otros senderistas y cruzad en diagonal hacia abajo.
Consejos de seguridad críticos:
- Consulta vedur.is y safetravel.is para condiciones meteorológicas y del sendero
- Avisa a alguien de cuándo esperas volver
- Date la vuelta si empeora el tiempo o no te sientes seguro
- Emergencias: 112 (la cobertura es irregular después de la cueva)
- Hospital más cercano: Akranes, 20-30 minutos en helicóptero
Quién no debería intentar esta ruta:
- Chavales menores de 10 años
- Cualquiera con vértigo o miedo a las alturas
- Senderistas novatos sin el material adecuado
- Gente que va sola en temporadas intermedias

Sitios chulos que visitar cerca
Glymur está muy bien situado para añadir algunas paradas por el oeste de Islandia, o cambiar de planes si el tiempo no acompaña.
Aguas termales de Hvammsvík (20 minutos)
Perfectas para recuperarse después de la paliza. Estas piscinas geotermales infinity miran al fiordo de Hvalfjörður y están a 38-41 °C. La entrada más barata cuesta 5.900 ISK e incluye saunas y toallas. Los atardeceres en verano están muy solicitados, así que reserva con tiempo.

Museo de Guerra y Paz (20 minutos)
Este museo cuenta el papel de Hvalfjörður como base naval aliada en la Segunda Guerra Mundial. Verás cosas sobre submarinos, uniformes e imágenes de dron de la historia militar del fiordo. La entrada cuesta 2.500 ISK y abre todos los días. Está donde estuvieron destinados miles de marineros aliados entre 1940 y 1945.
Hraunfossar y Barnafoss (1 hora y 15 minutos)
Dos cascadas con un rollo completamente diferente. Hraunfossar sale de un campo de lava de 900 metros como una línea de manantiales y Barnafoss se cuela por formaciones rocosas súper estrechas. Es fácil de hacer, con senderos de 1 km y aparcamiento gratis.

Centro del asentamiento en Borgarnes (50 minutos)
Exposiciones interactivas sobre el período de colonización de Islandia con réplicas de casas de césped y pantallas multimedia. La entrada son 3.700 ISK y hay una cafetería donde sirven estofado tradicional de cordero. Se centra en la Saga de Egil y en otra literatura islandesa medieval.
Manantial termal de Deildartunguhver (60 minutos)
El manantial geotérmico con más caudal de Europa: echa 180 litros por segundo a 97 °C. Puedes pasearte por las pasarelas y verlo gratis. El spa Krauma, que está cerca, cuesta 7.490 ISK y usa el agua de este manantial para sus piscinas.

Yacimiento histórico de Reykholt (65 minutos)
La antigua finca del erudito Snorri Sturluson. Incluye la piscina termal más antigua de Islandia (Snorralaug) y las ruinas de su casa, donde escribió muchas sagas islandesas. Es gratis y está muy ligado a la historia literaria del país.

Conclusión
Glymur es de esas rutas que te dejan buen sabor de boca porque te exigen algo a cambio. No es una parada rápida: tienes que planificar un poco, llevar el material adecuado y estar atento en los tramos expuestos. A cambio, consigues una vista de cascada que no te regalan.
Entre la geología, las leyendas y el hecho de que se mantiene relativamente tranquila comparada con las cascadas accesibles en coche, es algo especial. Solo respeta las condiciones, ven preparado y déjala para el verano, que es cuando la ruta es segura.

